Manrique Hidalgo, el piloto que sobrevivió a un misil sandinista

Los sandinistas trataron de culpar a la Contrarrevolución por el bombardeo de un avión civil que hizo el Ejército en 1987 y que casi acaba con la vida de seis personas, incluido el piloto Manrique Hidalgo que hizo una maniobra sorprendente para sobrevivir.

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Autor: Hans Lawrence Ramírez

  • San José, Costa Rica

—¿Qué hiciste? —le gritó el piloto Manrique Hidalgo al ingeniero de vuelo Marvin Arana.

—No, yo no hice nada —respondió este.

El impacto sacudió la aeronave de carga DC-6 de cuatro motores con matrícula YNBFO de Aeronica ese 21 de diciembre de 1987 y que llevaba tres toneladas de carga y a siete tripulantes con destino a Panamá.

El avión, que volaba sobre la zona del río San Juan, empezó a temblar y quedó desestabilizado después de que un misil tierra aire Red Eye de la artillería sandinista los impactara. Para aquellos años, Nicaragua se encontraba en guerra entre los sandinistas y la Contrarrevolución.

El avión de Manrique Hidalgo luego de que su aeronave fuese impactada por un misil sandinista. Foto: Manrique Hidalgo

Para entonces, el costarricense Manrique Hidalgo Barrantes ya era un piloto con experiencia. Tenía más de diez años volando, pero aquella situación era algo a lo que jamás se había enfrentado.

—Capitán, nos dieron un pijazo —le advirtió el copiloto Octavio Rodríguez

—Perdimos el motor número tres —añadió uno de los mecánicos

Después se darían cuenta que una parte del motor cuatro también estaba destruida. Hidalgo sabía que el estado de la aeronave y el peso que llevaba no le permitían llegar a una pista cercana, así que no tuvo de otra que improvisar un aterrizaje de emergencia con los últimos dos motores que le quedaban.

Vuelo de rutina

Hidalgo despegó el DC-6 del aeropuerto de Managua a las 7:40 de la mañana y después de sobrevolar el lago Xolotlán, lo enrumbó hacia el sur con dirección a Ciudad de Panamá. Era una ruta que conocía muy bien porque la había hecho desde diciembre de 1979 cuando llegó por primera vez a Nicaragua para trabajar como piloto de Aeronica.

“Soy piloto desde que tengo memoria porque no me acuerdo después de eso”, comenta Hidalgo. Nació el 14 de septiembre de 1957. Empezó a estudiar aviación a los 16 años en San José, Costa Rica, y antes de salir de secundaria ya volaba para líneas aéreas.

Fue en 1978 que voló por primera vez un avión de carga DC-6 para Líneas Aéreas Costarricenses (LACSA) y tras el triunfo de la Revolución Sandinista, en Nicaragua casi no había pilotos, así que empezaron a traer algunos desde el extranjero. Uno de ellos fue Manrique Hidalgo, quien inicialmente trabajaría por un tiempo corto. “Me fui por tres meses y me quedé diez años”, relata.

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Llegó a Managua en diciembre de 1979 y se reportó con Octavio Ocampo, el jefe de operaciones de Líneas Aéreas de Nicaragua (LANICA), y que luego pasaría a llamarse Aeronica. Los primeros vuelos que le asignaron fueron hacia Puerto Cabezas y Corn Island, y luego empezaron a mandarlo hacia México, Miami y Panamá.

Los 10 años que trabajó para Aeronica, dice que vivió hospedado en una suite del hotel Las Mercedes, frente al Aeropuerto y que tenía un Chevrolet Camaro que había comprado, pero casi no lo usaba en Managua.

Además de carga, a Hidalgo también le encargaban llevar a personalidades y en una ocasión, en 1984, le tocó llevar a Daniel Ortega a Panamá, pero con quien viajó en más ocasiones fue con Edén Pastora. Incluso, en 1985, fue suspendido por 11 meses porque empezaron a investigarlo por sospechar que él era aliado de Pastora cuando este combatía a los sandinistas con la Contrarrevolución.

El avión siniestrado de Manrique Hidalgo, inspeccionado por militares. Foto: Manrique Hidalgo

Hidalgo finalmente fue integrado a sus funciones en 1986 y continuó volando para LANICA sin problemas hasta que casi lo matan con un misil.

Aquel vuelo del 21 de diciembre de 1987 era rutinario. Además del copiloto Octavio Gutiérrez, lo acompañaban el ingeniero de vuelo, Arnoldo Santiago Abarca Rodríguez, y los mecánicos Juan Ocón Ochoa, Félix Chaves Rodríguez y Marvin Arana García.

Cerca de las 8:20 de la mañana, mientras el DC-6 volaba sobre la zona sur del país, es que el misil del Ejército Popular Sandinista los impactó. Hidalgo recuerda que el avión empezó a vibrar bruscamente y que el golpe del misil se sintió como el choque de un vehículo “pero a lo bestia. Demasiado fuerte”, describe.

Como la aeronave quedó desestabilizada por el impacto, Hidalgo trató de llevarla a algún lugar donde pudieran aterrizar y salir con vida. De lejos, el piloto alcanzó a ver un campo vacío y pensó que podía descender, hasta que recordó que traía 3,600 galones de combustible. “Esto va a ser una bola de fuego”, se dijo así mismo.

Al río

—Capitán, ¡el río! —gritó uno de los mecánicos

—Yo en este avión no me mato —reaccionó Hidalgo

El piloto se olvidó del campo vacío, hizo un giro y enrumbó la aeronave hacia el río San Carlos, en el norte de Costa Rica y cerca de la frontera con Nicaragua. La idea era llegar a él para acuatizar y salvar sus vidas.

—Vamos a aterrizar en el río con el tren de aterrizaje arriba. Voy a abrir mi ventana para que cuando caigamos salgamos por aquí. Agárrense – explicó Hidalgo

Todos con los cinturones ajustados y a expensas de lo que pudiera hacer el piloto, al instante la aeronave estaba cerca del agua. Hidalgo cortó la potencia y la nariz del avión se levantó. Eso provocó que la cola golpeara el agua y el avión se partiera en tres pedazos.

Hidalgo recuerda que él perdió el conocimiento en un momento y cuando despertó los restos del avión empezaban a hundirse. Los demás miembros de la tripulación ya habían salido de la aeronave. Todos con vida.

Los restos del avión reposan en las aguas del río San Juan. Foto: Manrique Hidalgo

Al salir del avión, Hidalgo trató de ayudarle a uno de los mecánicos que no sabía nadar y después de aferrarse a las raíces de un árbol, volvió a perder el conocimiento hasta que fue rescatado por la Guardia Rural costarricense que lo subió a un bote.

Los tripulantes fueron llevados a un hospital para que fueran atendidos, pero ninguno sufrió ningún daño grave. Sin embargo, el ingeniero Marvin Arana tenía una herida de bala en una de sus piernas y la Guardia costarricense les dijo que eso se debía a que desde la frontera nicaragüense les estaban disparando mientras caían.

El incidente no hizo que Manrique Hidalgo dejara de volar. Una semana después ya estaba en Nicaragua de regreso a bordo de un nuevo DC-6 para transportar carga, mientras que sus demás compañeros de vuelo recibieron tratamiento psicológico y retomaron sus actividades tres meses después. Según Hidalgo, los mecánicos murieron en marzo de 1988 en un nuevo accidente aéreo.

Misil sandinista

El entonces ministro de transporte del gobierno sandinista, William Ramírez, declaró a medios de comunicación que el avión de Manrique Hidalgo había sido alcanzado por un misil lanzado por la Contrarrevolución y El Nuevo Diario, que entonces era de tendencia sandinista, tituló: “Contras bajan avión civil”.

“Un ataque contrarrevolucionario que pone en serio peligro el tráfico aéreo centroamericano”, señaló El Nuevo Diario y agregó que “pericia y experiencia del piloto Manrique Hidalgo Barrantes evitó la muerte de sus ocupantes”.

Por su parte, el diario La Nación de Costa Rica reportó que el entonces ministro de seguridad pública costarricense aseguró que el avión había sido atacado en territorio nicaragüense y que no tenían información de los atacantes.

“No obstante, el Ministerio de Defensa de Nicaragua, por medio del teniente Carlos Lara, atribuyó a los antisandinistas los disparos contra la nave. Por su parte la Resistencia Nicaragüense rechazó los cargos y más bien se dijo que el aparato fue alcanzado por un cohete SAM-7 que los sandinistas dispararon por error”, reportó La Nación.

El Nuevo Diario, entonces un medio oficialista, reprodujo la postura oficial de la dictadura sandinista, que trató de incriminar a la Contrarrevolución.

Años más tarde, el teniente coronel del Ejército Popular Sandinista, Juan Bosco Centeno, desmintió la versión oficial en un libro que escribió llamado “Pendiente de un hilo”, y en el cual asegura que fue él quien dio la orden de disparar contra el avión de Hidalgo porque pensó que la aeronave pertenecía a la Contra, ya que nadie le avisó que pasaría por la zona en la que él se encontraba con sus subordinados.

Hidalgo cuenta que a él jamás le dieron explicaciones sobre lo sucedido con el avión y más bien le ordenaron que siguiera volando. Él permaneció trabajando para LANICA hasta enero de 1989 cuando le ofrecieron un mejor empleo en Perú.

Actualmente, Hidalgo tiene 66 años. Se encuentra retirado y se dedica a dar clases privadas de aviación a jóvenes aspirantes a piloto.